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18 de junio de 2010

Peligros de la OUIJA (II)


   "Entra en mí, entra en mí", repetía Jorge una y otra vez con un tono un poco más alto que el nuestro. Luego, empezamos a sentir cómo Jorge nos apretaba la mano con más y más fuerza, hasta hacernos daño, aunque era flaco y débil No podíamos creer lo que estábamos viendo, Jorge nos sonreía pero con una expresión que no era suya, tenía la cara deforme, rara, diferente, no sé, no era él.
Me levanté del suelo gritando y me fui corriendo. Luis y Gustavo salieron detrás de mí, sólo Roberto se quedó con Jorge. Mientras corríamos escuchábamos gritos, insultos y unas carcajadas de terror que en ningún caso podían salir de mi amigo de catorce años.
Pasado un buen rato, nos armamos de valor y volvimos al lugar. Roberto estaba con Jorge hablando y con su expresión normal. Le preguntamos por lo sucedido y respondieron que no se acordaban de nada. Esa noche Roberto, que era el que mayor nos acompañó uno a uno a todos a nuestras casas. No nos atrevíamos ni a andar solos.
Cuando llegué a mi casa estaba horrorizado, negándome a mí mismo lo sucedido. No tenía hambre, ni sueño, sólo muchas ganas de que se hiciera de día para salir a la calle y ver el sol. Traté de dormir, me acosté en la cama y me empecé a marear, empecé a rezar y volteé a ver un crucifijo que tenía en el cuarto y estaba boca abajo.
De pronto, las sábanas me empezaron a quemar, se ponían calientes, más y más calientes, yo pensaba que era paranoia, pero me quemaban. Ya no sabía qué hacer, estaba a punto de llorar.
Por puro instinto me levanté y me fui a la sala dejando todas las luces encendidas y me puse a ver televisión intentando no pensar en nada. Mi abuela se despertó y me preguntó qué hacía a esas horas despierto, pero preferí no contarle la historia, simplemente me mantuve en vela hasta que amaneció.
Quedé muy afectado, en la mañana le conté la experiencia a mis padres y me llevaron a hablar con un sacerdote que me quitó el miedo del cuerpo y la obsesión con el tema, asegurándome que Jesús me quería y no dejaría que me pasara nada malo.
Lo más espeluznante de mi relato es que al día siguiente, me enteré que aquella noche todos los que participamos en el juego de la ouija tuvimos experiencias paranormales y desgarradoras que incluían muerte y la pérdida de la razón.
Jorge, el amigo que se prestó como médium perdió la cordura y anda deambulando por las calles de Caracas. Gustavo y su familia, fallecieron al cabo de un mes con la casa incendiada presuntamente por el descuido de una vela encendida por su madre… pero yo se que no fue así…. yo sentí ese mismo calor en mis sábanas aquella noche.
Estoy convencido de que el único fin de la Ouija es hacer contactos diabólicos y llevarse almas para estar a la disposición de fuerzas oscuras.

17 de junio de 2010

Peligros de la OUIJA

AVISO - El siguiente fragmento fue extraído de otro blog, cuya identidad no voy a desvelar. Es una historia real.

 
   
   Un día una amiga me enseñó cómo funcionaba la Ouija y cómo fabricar una. Algo muy normal a esa edad, casi todo el mundo tiene un contacto más o menos serio con el espiritismo en la adolescencia.
En cuestión de una semana estábamos entre cinco y ocho horas diarias jugando a la Ouija. Estábamos tan fascinados con el espiritismo que hasta formamos un club y a veces permitíamos que otros estuvieran presentes mientras nos sentábamos alrededor del tablero. Tuvimos innumerables contactos que dieron pie a muchísimos sucesos extraños, fuimos perdiendo el miedo y cada día queríamos sentir emociones más fuertes.
Un día que nunca podré olvidar, se nos ocurrió invocar a un espíritu del mal y pedirle que entrara en el cuerpo de uno de nosotros.
Todos nos pusimos de acuerdo en hacerlo, pero nadie se atrevía a ser el poseído. Al final, contra todo pronóstico, Jorge un amigo de La Pastora, el más joven del grupo, se ofreció como voluntario y empezamos con el ritual.
Todos agarrados de la mano, sentados alrededor del tablero, cerramos los ojos e imaginamos una imagen del mal…..un molino dando vueltas, con Jesucristo crucificado en las aspas que entraban una y otra vez en un río de sangre. El puntero comenzó a moverse…la excitación al hacer la pregunta "¿hay alguien ahí?" era enorme, me costaba mantener mis manos sobre el instrumento. De pronto se movió en forma de ocho, o de infinito, una y otra vez, cada vez más rápido, más rápido. Yo, muy alterado, le pregunté: “¿Quién eres?”

Habíamos invocado un espíritu del mal y ahora el puntero se movía frenéticamente en forma de un número 8, o símbolo de infinito….pregunté de nuevo: ¿Quién eres? Y deletreó: “No me trajiste aquí para saber mi nombre”
Y le dije: - ¿Vas a entrar en el cuerpo de Jorge?
El dijo: "unan sus manos y lo haré".
Entonces dejamos el puntero y unimos nuestras manos, todos visiblemente nerviosos fijamos la vista en Jorge esperando alguna reacción…él nos miraba con cara de pánico, pero ya no había vuelta atrás.
Pusimos nuevamente las manos en el puntero a la vez que alguien decía - ¿Sigues ahí? Nuevamente siguió haciendo ochos.
Roberto sugirió que todos juntos de la mano deberíamos ordenarle "entra en él", repetidas veces mientras jorge debía decir, "entra en mí", . Todos estuvimos de acuerdo porque el espíritu seguía empeñado en hacer ochos y no nos daba ninguna información por más que le interrogamos.

CONTINUARÁ.

7 de junio de 2010

e x o r c i s m o : realidad o ficción?


¿Suceden realmente las posesiones diabólicas?


Dos elementos constituyen la posesión: la presencia del demonio en el cuerpo del poseso, y el imperio que ejerce sobre el cuerpo, y, por medio de éste, en el alma. Puede obrar directamente en los miembros del cuerpo, y hacerlo ejecutar toda clase de movimientos; indirectamente obra en las potencias, en cuanto éstas dependen del cuerpo para sus operaciones.
Pueden distinguirse en lo posesos dos estados diferentes; el de la crisis y el de la calma. La crisis es a manera de acceso violento, en el que el demonio manifiesta su imperio tiránico produciendo en el cuerpo una agitación febril que se manifiesta en contorsiones, en grito de rabia, en palabras impías y blasfemias. Esta regla, sin embargo, tiene sus excepciones.
En conclusión, cuando una persona se encuentra poseída le es imposible ser dueño de sus actos y pensamientos por lo que inicia una dura batalla entre el bien y el mal.

Fotografía: Exorcismo de Anneliese Michel


- ABIERTO A OPINIONES




28 de marzo de 2010

AdriLavogue

http://adrilavogue.blogspot.com

Entra en mi otro blog, es nuevo y en él verás fotos personales enlazadas a un estilo muy personal. Espero que te guste!

os vigilo .