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17 de junio de 2010

Peligros de la OUIJA

AVISO - El siguiente fragmento fue extraído de otro blog, cuya identidad no voy a desvelar. Es una historia real.

 
   
   Un día una amiga me enseñó cómo funcionaba la Ouija y cómo fabricar una. Algo muy normal a esa edad, casi todo el mundo tiene un contacto más o menos serio con el espiritismo en la adolescencia.
En cuestión de una semana estábamos entre cinco y ocho horas diarias jugando a la Ouija. Estábamos tan fascinados con el espiritismo que hasta formamos un club y a veces permitíamos que otros estuvieran presentes mientras nos sentábamos alrededor del tablero. Tuvimos innumerables contactos que dieron pie a muchísimos sucesos extraños, fuimos perdiendo el miedo y cada día queríamos sentir emociones más fuertes.
Un día que nunca podré olvidar, se nos ocurrió invocar a un espíritu del mal y pedirle que entrara en el cuerpo de uno de nosotros.
Todos nos pusimos de acuerdo en hacerlo, pero nadie se atrevía a ser el poseído. Al final, contra todo pronóstico, Jorge un amigo de La Pastora, el más joven del grupo, se ofreció como voluntario y empezamos con el ritual.
Todos agarrados de la mano, sentados alrededor del tablero, cerramos los ojos e imaginamos una imagen del mal…..un molino dando vueltas, con Jesucristo crucificado en las aspas que entraban una y otra vez en un río de sangre. El puntero comenzó a moverse…la excitación al hacer la pregunta "¿hay alguien ahí?" era enorme, me costaba mantener mis manos sobre el instrumento. De pronto se movió en forma de ocho, o de infinito, una y otra vez, cada vez más rápido, más rápido. Yo, muy alterado, le pregunté: “¿Quién eres?”

Habíamos invocado un espíritu del mal y ahora el puntero se movía frenéticamente en forma de un número 8, o símbolo de infinito….pregunté de nuevo: ¿Quién eres? Y deletreó: “No me trajiste aquí para saber mi nombre”
Y le dije: - ¿Vas a entrar en el cuerpo de Jorge?
El dijo: "unan sus manos y lo haré".
Entonces dejamos el puntero y unimos nuestras manos, todos visiblemente nerviosos fijamos la vista en Jorge esperando alguna reacción…él nos miraba con cara de pánico, pero ya no había vuelta atrás.
Pusimos nuevamente las manos en el puntero a la vez que alguien decía - ¿Sigues ahí? Nuevamente siguió haciendo ochos.
Roberto sugirió que todos juntos de la mano deberíamos ordenarle "entra en él", repetidas veces mientras jorge debía decir, "entra en mí", . Todos estuvimos de acuerdo porque el espíritu seguía empeñado en hacer ochos y no nos daba ninguna información por más que le interrogamos.

CONTINUARÁ.

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